Estreñimiento durante el embarazo
Muchas mujeres que no habían sufrido anteriormente de estreñimiento comienzan a padecerle durante el embarazo. ¿Por qué sucede esto?De por sí, el embarazo es un estado durante el cual se manifiestan numerosas alteraciones que afectan a la mayor parte de los órganos, y el intestino no se escapa: también es afectado. ¿Cómo?, se reducen los movimientos peristálticos del intestino que son los encargados de permitir que avance la materia que es su contenido.
Tales alteraciones pueden deberse a los cambios hormonales o al aumento del feto, que va creciendo cada vez más. Una de las hormonas implicadas (y culpables) es la progesterona, que trastorna la digestión y debilita la habilidad de la mujer embarazada para expulsar las heces. También afecta la motilina, una hormona que está encargada de estimular el movimiento del estómago y el intestino, pero cuyos niveles se ven disminuidos durante el embarazo.
Además de las hormonas, la falta de movilización gastrointestinal puede también estar causada por la presión del útero. Todas las energías de la mujer durante su embarazo se ponen a disponibilidad del nuevo hijo que viene en camino, así los movimientos intestinales disminuyen para proteger al feto y retrasan el vaciado intestinal generándose o acentuándose el estreñimiento.
Ante problemas de estreñimiento durante el embarazo, los especialistas aconsejan incorporar los siguientes hábitos:
Una ingesta diaria de líquidos no menor a 8 tazas incluyendo: leche, agua, jugos o té.
Comer por lo menos 2 raciones de fruta al día, una de ellas en forma cruda, incluyendo cáscara y semillas.
Comer 2 raciones de verduras por día, cuando menos uno de cada dos días que estén crudas. Son excelentes algunos vegetales como rábanos, nabos, repollo, zanahorias, y apio.
Consumir pan de harina integral y cereales en lugar de pan blanco o cereales muy molidos.
Acostumbrarse a tener horas regulares para la comida, tome el tiempo suficiente para su alimentación.
Comer despacio.
Realizar cualquier forma de ejercicio diariamente.
Acostumbrar algún momento (más o menos a la misma hora) diariamente para ir al sanitario sin prisas ni interrupciones.
Descansar adecuadamente.
Pude se de mucha ayuda beber un líquido caliente antes de ir al sanitario.
Evitar los laxantes o utilizarles con mucha prudencia, ya que el uso continuado puede producir dependencia. Están totalmente contraindicados los laxantes que contienen aceite de ricino, los aceites minerales orales y los laxantes salinos, para el embarazo. Se pueden utilizar, siempre bajo control médico y de forma esporádica, laxantes emolientes o azúcares osmóticos.
Pero claro, no se conforme con esto y consulte siempre a su ginecólogo.
Tales alteraciones pueden deberse a los cambios hormonales o al aumento del feto, que va creciendo cada vez más. Una de las hormonas implicadas (y culpables) es la progesterona, que trastorna la digestión y debilita la habilidad de la mujer embarazada para expulsar las heces. También afecta la motilina, una hormona que está encargada de estimular el movimiento del estómago y el intestino, pero cuyos niveles se ven disminuidos durante el embarazo.
Además de las hormonas, la falta de movilización gastrointestinal puede también estar causada por la presión del útero. Todas las energías de la mujer durante su embarazo se ponen a disponibilidad del nuevo hijo que viene en camino, así los movimientos intestinales disminuyen para proteger al feto y retrasan el vaciado intestinal generándose o acentuándose el estreñimiento.
Ante problemas de estreñimiento durante el embarazo, los especialistas aconsejan incorporar los siguientes hábitos:
Una ingesta diaria de líquidos no menor a 8 tazas incluyendo: leche, agua, jugos o té.
Comer por lo menos 2 raciones de fruta al día, una de ellas en forma cruda, incluyendo cáscara y semillas.
Comer 2 raciones de verduras por día, cuando menos uno de cada dos días que estén crudas. Son excelentes algunos vegetales como rábanos, nabos, repollo, zanahorias, y apio.
Consumir pan de harina integral y cereales en lugar de pan blanco o cereales muy molidos.
Acostumbrarse a tener horas regulares para la comida, tome el tiempo suficiente para su alimentación.
Comer despacio.
Realizar cualquier forma de ejercicio diariamente.
Acostumbrar algún momento (más o menos a la misma hora) diariamente para ir al sanitario sin prisas ni interrupciones.
Descansar adecuadamente.
Pude se de mucha ayuda beber un líquido caliente antes de ir al sanitario.
Evitar los laxantes o utilizarles con mucha prudencia, ya que el uso continuado puede producir dependencia. Están totalmente contraindicados los laxantes que contienen aceite de ricino, los aceites minerales orales y los laxantes salinos, para el embarazo. Se pueden utilizar, siempre bajo control médico y de forma esporádica, laxantes emolientes o azúcares osmóticos.
Pero claro, no se conforme con esto y consulte siempre a su ginecólogo.
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